Cadencia
Nos aniquilaría ver la ingente
Jorge Luis Borges
forma de nuestro ser; piadosamente
Dios nos depara sucesión y olvido.
Arrastra lentamente,
el chirrido de la vejez
bajo los zapatos
sobre el suelo impávido.
La estatua
se derrite en polvo.
Todavía
no es pérdida
sino herida de ocaso.
El amor no anochece
ni el silencio se nombra.
El acto trémulo se vive
con su ritmo de cambio,
celebración y gemido;
huele ya a otra vida.
Un placer que duele
en el eco de las sombras
© Luis Alberto Ambroggio (del poemario Principios Póstumos, 2018).