Camille Claudel
¿Dónde están tus obras?
Joven con hierba, Los bañistas,
El Vals, Sakuntala,
maestra clandestina
del amante aprendiz
barbudo maestro.
¿Dónde languidece tu melodía
en los pentagramas de Debussy,
después de las horas de bebida
con las que enloquecías tu soledad?
Antes y después del manicomio
dicen que son tuyas las manos y los pies
de Las puertas del Infierno
y siento en el temblor de mi carne
la ausencia de tu firma
que provocó tu frío y tu miseria.
Has caído en el abismo
y Paul, que era tu hermano y escribía,
no te supo liberar.
Mujer de genio:
pecado contra natura,
no te dejaron ser.
Te condenaste y te condenó
el mundo a la demencia,
ese estado que rechaza nuestra cordura,
el sinsentido de nuestro sentido.
Y estabas loca.
¿Quién resiste a la locura?
No es del todo extraño.
Te mató, con saña, tu madre
por rebelde.
Querida, mueres creadora.
A veces el amor nace cuando uno muere.
Y es otra muerte.
Pero hoy, Camille Claudel,
inspiración, modelo y amante,
vives tu desgracia y tu logro,
en el río desbordante de tu biografía
y el reconocimiento tardío,
que es otra vida,
menos decapitada.
© Luis Alberto Ambroggio (del poemario La arqueología del viento, 2011).